martes, 9 de julio de 2013

Algo de Efemérides musicales.

Juan Pedro Esnaola


Juan Pedro Esnaola    

(Buenos Aires, 17-09-1808;    
Buenos Aires, 8-07-1878) 
Compositor y pianista. Junto a Juan Bautista Alberdi y Amancio Alcorta surgió como figura representativa del grupo de los Precursores. Estos hombres, cuya formación integral les permitió desarrollar tareas en diferentes ámbitos del quehacer político, social y artístico, habían nacido en suelo argentino y fomentaron el nacimiento de una nueva cultura. Pero mientras que Alberdi sobresalió por su labor en el campo de la filosofía política y Alcorta en el de la economía, Esnaola se destacó por su actividad en el terreno de la música. compositor, intérprete, pedagogo y organizador de sociedades especializadas.
A Esnaola le tocó vivir en tiempos en los que los músicos no pasaban de ser meros aficionados.
Su ámbito era el de la iglesia, para apoyar a la liturgia, o el de la tertulia, para fomentar el sano esparcimiento. Los géneros en boga fueron los de la música de salón y la canción.
Pero al margen del candor de los salones, el país se debatía en luchas políticas tendientes a la organización de la República. Hecho que se reflejaba en expresiones musicales como la Canción Federal (1843) que compuso Esnaola con texto de Bernardo de Irigoyen:
      Amigo de Juan Manuel de Rosas y de la hija de este, Manuelita, Juan Pedro Esnaola transitó durante sus casi setenta años de vida sin que los embates políticos le hicieran mella. Seguramente lo marcó la impronta de su tío y padrino, el presbítero José Antonio Picasarri, férreo defensor de la monarquía española. Esto afectó a Esnaola dado que, al estar bajo la tutela de su tío, sufrió igual suerte que éste: primero la confinación a la Guardia de San Miguel del Monte (1812) y luego la expulsión de la Argentina (1818).  Exiliados en Europa y frente a la dura realidad de una España que, luego de la invasión napoleónica, se hallaba envuelta en el desorden político, Picasarri debió resignarse y enfrentar la derrota definitiva de sus ideales. Sin más que hacer en este sentido, quien había dirigido la actividad musical de la Catedral de Buenos Aires y ejercido la enseñanza de esta disciplina entre los seminaristas, se abocó a la formación de su sobrino. 
Juan Pedro Esnaola había iniciado sus estudios musicales de pequeño junto a José Antonio Picasarri. Durante el exilio se perfeccionó en el Conservatorio de París y, en forma particular, en las ciudades de Madrid, Viena y Nápoles. Por esa época el joven prodigio ya había compuesto una Colección de piezas de diversas proporciones para piano (Madrid, 1822).
Gracias a la amnistía impartida a los opositores de la revolución por el gobierno de Martín Rodríguez, la familia Esnaola - Picasarri pudo regresar a la Argentina en  junio de 1822. En el transcurso de ese mismo año el presbítero tomó la iniciativa de fundar junto a su sobrino la Escuela de Música y Canto, reconocida por el ministro de gobierno Rivadavia quien les cedió las salas altas del edifico consular y becas para alumnos. A partir de ese momento Esnaola no dejó de estar ligado a la enseñanza, ya sea a través de clases particulares (entre sus alumnas figuraba Manuelita Rosas) o de instituciones públicas (Jefe del Departamento de Escuelas nombrado por Sarmiento, en 1858; Presidente de la Escuela de Música de la Provincia, fundada en 1875).
Sus dotes de instrumentista unidas a su formación europea le permitieron descollar con facilidad, interviniendo en memorables conciertos junto a celebridades como el violinista Massoni y el pianista Thalberg (concierto a cuatro manos, 1855). Sin embargo, Esnaola era un intérprete del salón que se negaba rotundamente a subir a los escenarios de los teatros porteños.
 
Su principal mérito radicó en que, sin escapar del influjo rossiniano imperante, imprimió en sus partituras características locales que constituyen un verdadero antecedente del nacionalismo musical argentino.
 europea: un tiempo lento y uno vivo que se alternaban en forma sucesiva para sustentar a la coreografía.
Aun después de Caseros, su vigencia se mantuvo incólume hasta el punto de merecer la responsabilidad de normalizar la versión oficial del Himno Nacional de Parera.
Con la muerte de Esnaola se cerró un capítulo de la historia de la música del país. Según la Gaceta Musical, la del ”primero de nuestros compositores, el más renombrado de los músicos argentinos”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario