Breve historia de San Ramón Nonato
Según
la tradición su nacimiento fue en Portel (Cardona, Cataluña, España) el
2 de febrero de 1200, en circunstancias extraordinarias. Sus padres
soñaban con la llegada de un hijo. Cerca del pueblo había una ermita
dedicada a San Nicolás de Bari donde, frente a la imagen de la Virgen
con el Niño, la futura madre acudía buscando consuelo y esperanza de
gestar esta nueva vida. La Virgen escucha sus ruegos y la vida comienza a
germinar. Volviendo un día de la Ermita a su casa muere. Ramón Folch,
el Vizconde de Cardona estaba de cacería, y al ver a la mujer tendida en
el suelo, sin vida, se inclina sobre el cuerpo y como por inspiración
divina, extrae su daga y rasga el vientre de la mujer, naciendo así el
niño. A los pocos días fue bautizado Ramón, que era el nombre del
Vizconde de Cardona en agradecimiento por su intervención, quien lo
asume como ahijado.
Cerca
de sus 20 años Ramón pide ingresar a la Orden de los Mercedarios.
Profundiza su amor a María, y se compromete con sus hijos que están
cautivos. Descubre el sentido de dar la vida por los hermanos. Es
elegido por los Mercedarios como redentor, para el rescate de los
cautivos.
En
el año 1236, en Argelia, ante la gran cantidad de cautivos, decide
quedarse como rehén en lugar de ellos, mientras sus compañeros
conseguían el dinero para su rescate. Compartiendo el sufrimiento, la
prisión y el mal trato que padecían los cautivos, Ramón comienza a
consolarlos, a darles ánimo, a hablarles de ese Dios que nunca nos
olvida. Y así su prédica y aliento no sólo llama la atención de los
cristianos cautivos, sino también de sus captores, con lo cual comienzan
a interesarse por su predicación, llegando a convertir a algunos de
ellos. Esto enfurece a los jefes principales y le ponen un candado en su
boca para que deje de hablar, sólo se lo sacaban para que pudiera
comer. A pesar de ese tormento continúa predicando.
El
Papa Gregorio IX lo nombra cardenal en el año 1239. Sin embargo, no
llega a asumir este título ya que muere en el camino el domingo 31 de
agosto de 1240. Para que no hubiera disputas sobre donde iba a ser
enterrado, se propuso poner sus restos sobre una mula ciega,
considerando que donde se detuviera sería el lugar que el santo había
elegido para quedarse. Luego de detenerse brevemente en dos parajes,
finalmente llega a la ermita de San Nicolás, lugar donde sus padres
soñaron y anhelaron su nacimiento.