martes, 5 de julio de 2016

NI UNA MENOS - ES


ALUMNOS DE NIVEL SECUNDARIO
      de ambos turnos reflexionaron con la guía de la Lic.  Sra Marisa Salvaresa
 sobre esta problemática actual y se expresaron con carteles, dramatizaciones y remeras pintadas.

   "En el marco de la Educación Sexual Integral se proponen algunas acciones metodológicas para llevar adelante la temática, denominadas como “puertas de entrada”. Una de ella hace referencia a la irrupción de la vida cotidiana, es decir, aprovechar hechos y situaciones que habilitan la discusión de la Educación Sexual Integral, más allá de lo que se planifica desde los espacios curriculares. Creemos que la convocatoria masiva de Ni una menos es una posibilidad de  hablar sobre la violencia de género y cuáles son las condiciones socio-políticas que la hacen posible. La movilización social también demuestra la capacidad de las sociedades de manifestarse e interpelar a las autoridades nacionales, provincial y locales, frente a derechos que se vulneran, por lo tanto debe ser analizada también como un hecho educativo."

 (Extraído de la fudamentación del proyecto)


     En cada aula se dio lectura a parte del documento público leído en la convocatoria Ni una Menos 2015. Por grupos de trabajó la consigna “Para que sea posible el NI UNA MENOS hace falta…”
Con la producciones grupales y junto a los delegados y delegadas de los cursos se realizaron
dos carteles uno (en cada turno), con las frases de la convocatoria Ni Una Menos y
 Vivas nos Queremos.
El día viernes se presentará las principales frases y se dará lectura al documento

Carteles confeccionados por los alumnos
 luego del debate sobre el tema.





















Alumnos de 2º 2da.
dramatizaron una situación cotidiana de violencia de género
acompañados con un fondo de
guitarra.




 Las alumnas de 4º 2da optaron por diseñar suspropias remeras y las usaron para expresar su
opinión.



Sra. Marisa,  una de las reponsables
 del proyecto,
 dirije palabras
a los alumnos.
                                                                                   
Finalizado el acto, la Sra. directora del nivel secundario, Mónica Gonzalez Moreno
 manifestó su orgullo y el de toda la institución al ver que los adolescentes y jóvenes
 pueden comprometerse y expresarse con libertad y en absoluto respeto.

                                                                       

DOCUMENTO




Parte del documento leído en la Plaza de Tribunales el 3 de junio 2015 a propósito de la masiva convocatoria contra la violencia de género.

"En 2008 mataron una mujer cada 40 horas; en 2015, cada 30. En esos 8 años, los medios

publicaron noticias sobre 2094 femicidios.

En 2015 286, y en los primeros

100 días de 2016, 66 mujeres murieron asesinadas sólo por ser mujeres.

En estos años,

los femicidios dejaron 1617 niñas y niños huérfanos y algunos de ellos están obligados

a convivir con los asesinos. El problema es de todos y de todas. La solución

hay que construirla en conjunto. Necesitamos sumar compromisos para cambiar

una cultura que tiende a pensar a la mujer como objeto de consumo y descarte y no como una persona autónoma

El femicidio es la forma más extrema de esa violencia y atraviesa todas las clases sociales,

credos e ideologías: Pero la palabra “femicidio” es, además, una categoría política,

es la palabra que denuncia el modo en que la sociedad vuelve natural algo que no lo es:

la violencia machista. Y la violencia machista es un tema de Derechos Humanos.

Hablamos entonces de una cultura de la violencia contra las mujeres. Hablamos de hombres

que piensan que una mujer es suya y que tienen derecho sobre ella,

que pueden hacer lo que quieran, y que cuando esa mujer dice NO, la amenazan, le pegan

, la matan para impedir que diga NO.

El femicidio es eso: marcar los cuerpos de las mujeres violentamente, y como amenaza para otras: para que las mujeres no puedan decir que no, para que renuncien a su independencia.

Aunque la gran mayoría de las mujeres fueron asesinadas por hombres de su círculo íntimo, el femicidio no es un asunto privado, es producto de una violencia social y cultural que los discursos públicos y de los medios vuelven legítima, cada vez que alguien la insulta por ejercer libremente su sexualidad, cada vez que alguien la juzga por las medidas de su cuerpo, cada vez que alguien la mira con sospecha porque no quiere tener hijos, cada vez que alguien pretende reducirla simplemente al lugar de la buena esposa o la buena madre, destinada a un varón.

El femicidio es un tipo de violencia particular: no es un tema íntimo o doméstico o sólo de las mujeres. En muchos femicidios también fueron asesinados los hijos como parte del castigo proyectado sobre ellas y su propia capacidad de dar vida.

Lo privado es político. Cada mujer que se atreve a decir basta, que quiere dejar de ser víctima para convertirse en sobreviviente, desafía a toda la estructura de la violencia machista. Pero ese es su momento más vulnerable, ahí es cuando con saña se pretende ajusticiarla y es entonces cuando más necesita de otros y de otras que ayuden a sostener su decisión: redes de afecto, sociales, asistencia del Estado y un activismo político fuerte que insista en decirle que no está sola y que no es su culpa. Para que ese BASTA, que por fin pudo enunciar, se sostenga en el tiempo.


La violencia ejercida en el ámbito doméstico se vincula con cuestiones sociales que deben ser discutidas en la esfera de la política. A diferencia de otros crímenes, el femicidio se puede leer en una cadena: encontramos crímenes casi calcados por todo el país.
Por eso, afirmamos el derecho a decir NO frente a aquello que no se desea: una pareja, un embarazo, un acto sexual, un modo de vida preestablecido. Afirmamos el derecho a decir NO a los mandatos sociales de sumisión y obediencia. Y porque decimos NO, podemos decir sí a nuestras decisiones sobre nuestros cuerpos, nuestras vidas afectivas, nuestra sexualidad, nuestra participación en la sociedad, en el trabajo, en la política y en todas partes.



Hay mujeres golpeadas y asesinadas por afirmar sus propias decisiones. Otras están desaparecidas, víctimas del delito de trata con fines de explotación sexual o laboral, y sus destinos siguen sin conocerse. En torno a algunas de esas mujeres desaparecidas se sospechan tramas mafiosas que incluyen la participación de la justicia y de las fuerzas de seguridad..."



Agradezco a la Sra. Marisa el envío del documento que forma parte de de esta publicación

Mónica

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