LOS MURALISTAS Y SUS OBRAS
Al comenzar el siglo, les llegó el turno de renovarse a las iglesias
de Buenos Aires, de las cuales solo hablaremos de la catedral por ser la
más importante y la que mejor ilustra lo que se exigía entonces de la
pintura mural.
Francisco Pablo Parisi ganó el concurso para la decoración del
templo, luego proyectó y realizó la totalidad de las obras usando el
procedimiento de pintura a encausto, viejo sistema consistente en
desleír colores en cera fundida.
El tratamiento de los lunetos de la nave central, donde retratos de
santos encerrados en círculos (particularmente el San Simón), aparece
como modelos profanos de taller y guardan escasa relación con la
arquitectura y con el tema religioso.
De la misma época son los murales del cielorraso de la antigua
Farmacia La Estrella, de Carlos Barberis, obra titulada “El triunfo
contra la emfermdad”.
Otro artista de la escuela italiana fue Nazareno Orlandi, cuya obra
clásica puede apreciarse en numerosos edificios de carácter público: la
Iglesia del Salvador, el Colegio Mariano Acosta, el Salón Dorado de la
Casa de Cultura (ex edificio de la Prensa)
Mural de la Casa de Cultura de Nazareno Orlandi
, librería el Ateneo en Av. Santa Fe 1860 ex Teatro Grand Splendid
Mural de la Librería el Ateneo
Por esa misma época se produce una renovación de la arquitectura por obra del Art Nouveau.
Formando tonos homogéneos y profusamente decorados, las fachadas se
ondulan y pierden la clásica visualización horizontal de pisos
superpuestos, lo cual se puede ver en una casa de Paraguay nº 1330, obra
del año 1911 del arquitecto Trivelloni; allí el muro deja de ser simple
cerramiento para adquirir un carácter específicamente decorativo, cosa
que no hubiese sido aceptada veinte o treinta años antes.
A diferencia de las pinturas de la catedral en estos casos hay una perfecta armonía entre arquitectura y ornamentación.
Mural "Escenas Pastoriles" de Trivelloni
Detalle
Los murales del artista Catalán José María Sert y Badía, en los
cielorrasos del ex Palacio Pereda, hoy Embajada del Brasil; los frescos
del Palacio San Martín; los admirables vitrales del Palacio Paz, son
claros ejemplos del notable desarrollo que en este lapso adquirió la
realización de murales.
Mural "Los equilibristas". Palacio Pereda
También son de gran valor las obras continuadoras de la vertiente del
Modernismo Catalán y la Secesión vienesa, especialmente representados
por la obra de Julián García.
Por dar muestra de esto citaré los edificios de Av. Rivadavia 2031
(la casa de los lirios), Luis Sáenz Peña 274 del arquitecto Julián
García,
Julian García
así como la del también arquitecto Virginio Colombo,
Av. Rivadavia 3220 e Hipólito Yrigoyen 2562.
Con la extinción del Art Nouveau en 1915, los murales se limitarán
otra vez a composiciones pintadas y el interés por ellos irá
disminuyendo hasta su revalorización en la década del cuarenta.
En 1919 se ejecutan las pinturas en el cielorraso del cine – teatro Gran Splendid.
Un detalle singular es la figura que lleva en sus brazos una máquina
proyectora de la que caen desenrollados metros de película
cinematográfica que flotan en el aire: notable unión de teatros con
casas de departamentos, de alegoría a la manera antigua con una
expresión de técnica moderna.
En 1926 el pintor Benito Quinquela Martín, realiza en la Casa del Teatro la decoración de las salas.
Quinquela
Por 1932 en la Escuela Superior Cárcova , Alfredo Guido, funda el
taller de decoración mural. Entre las obras de Guido figura el fresco de
La Batalla de Caseros en el Consejo Deliberante de Morón.
Con la visita de David Alfaro Siqueiros en 1933, se sientan las bases
para un fuerte movimiento muralista, siguiendo el camino trazado por
las grandes composiciones Mexicanas de temática social: citemos como
ejemplo aquellas de Diego Rivera en el Ministerio de Educación, en
Mexico (Los tejedores, Alfareros, Trabajadores en metal, y otras).
David Siqueiros
Fue así que en la casa de Natalio Botana en Don Torcuato, Siqueiros
con la colaboración de Castagnino , Berni, Espilimbergo y Lázaro,
realizó un mural, pero fue la presencia del artista mexicano la que
impulsó una fuerte conciencia muralista.
Natalio Botana
Berni
Castagnino
Spilimbergo
*FUENTE: Taller de muralismo: Historia
M.D
Que hermoso artículo. Pensar que tantas veces pasamos por esos sitios sin detenernos a observar y disfrutar de la belleza de la obras. Viene bien para mantenernos despiertos ante la belleza que siempre nos sorprende. Mónica
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