G. K. Chesterton
(Gilbert Keith Chesterton; Campden Hill, 1874 -
Londres, 1936) Crítico, novelista y poeta inglés, cuya obra de ficción
lo califica entre los narradores más brillantes e ingeniosos de la
literatura de su lengua. El padre de Chesterton era un agente
inmobiliario que envió a su hijo a la prestigiosa St. Paul School y
luego a la Slade School of Art; poco después de graduarse se dedicó por
completo al periodismo y llegó incluso a editar su propio semanario, G.Ks Weekly.
G. K. Chesterton
Desde joven se sintió atraído por el
catolicismo, como su amigo el poeta Hilaire Belloc, y en 1922 abandonó
el protestantismo en una ceremonia oficiada por su amigo el padre
O´Connor, modelo de su detective Brown, un cura católico inventado años
antes.
Además de poesía (El caballero salvaje, 1900) y excelentes y agudos estudios literarios (Robert Browning, Dickens o Bernard Shaw,
entre 1903 y 1909), este conservador estetizante, similar al mismo
Belloc o al gran novelista F. M. Ford, se dedicó a la narrativa
detectivesca, con El hombre que fue Jueves, una de sus obras maestras, aparecida en 1908.
A partir de 1911 empezaron las series del padre Brown, inauguradas por El candor del padre Brown,
novelas protagonizadas por ese brillante sacerdote-detective que, muy
tempranamente traducidas al castellano por A. Reyes, consolidaron su
fama. De hecho, Chesterton inventó, como lo haría un poco más tarde T.
S. Eliot o E. Waugh, una suerte de nostalgia católica anglosajona que
celebraba la jocundia medieval y la vida feudal, por ejemplo, en Chaucer
(a quien dedicó un ensayo), mientras que abominaba de la Reforma
protestante y, sobre todo, del puritanismo.
Maestro de la ironía y del juego de la paradoja lógica
como motor de la narración, polígrafo, excéntrico, orfebre de sentencias
de deslumbrante precisión, en su abundantísima obra (más de cien
volúmenes) aparecen todos los géneros de la prosa, incluido el tratado
de teología divulgativo y de gran poder de persuasión.
Los ya citados relatos del padre Brown siguen la línea de Arthur Conan Doyle,
mientras que los dedicados a un investigador sedente, el gordo y
plácido Mr. Pond (literalmente "estanque"), inauguraron la tradición de
detectives que especulan sobre la conducta humana a través de fuentes
indirectas, desde Nero Wolf hasta Bustos Domecq, el policía encarcelado
que forjaron Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges, dos de los lectores más devotos que Chesterton ha tenido en el siglo XX.
AUTORES QUE ENRIQUECEN NUESTRO MUNDO LECTOR
FUENTE: www.biografiasy vidas.com
MARCELA.
¡ HASTA LA PRÓXIMA ENTRADA !!!!
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